Consecuencias de la desecación
Después de la desecación definitiva, las tierras del antiguo Estany de Sils fueron repartidas en pequeñas parcelas entre los campesinos de las cercanías. El reparto de tierras no fue a cambio de nada, puesto que estos campesinos fueron obligados a pagar un impuesto llamado censo a los duques de Medinaceli, antiguos señores del Estany. Además, con su esfuerzo personal, los campesinos tenían que mantener limpios de sedimento las regueras y las acequias.
El prado fue durante muchos años el principal recurso económico de los habitantes del entorno del Estany de Sils. El drenaje difícil de la zona dificultaba el cultivo, pero ofrecía buenas cosechas de hierba: todo un tesoro para las pequeñas explotaciones agrarias y ganaderas de la época.
Los cambios socioeconómicos de las últimas décadas han provocado el derrumbamiento de las pequeñas explotaciones agrarias. Los prados de guadaña han dejado de tener interés económico y se han abandonado o bien, se han ido sustituyendo por cultivos de chopos. Se han dejado de pagar los censos y ya nadie tiene cura permanente de los sistemas de drenaje. Todo ello ha significado una profunda modificación en el paisaje y en el funcionamiento de los sistemas naturales de la zona. Las fotografías de los últimos años son un fiel testigo de este importante cambio.